jueves, 27 de junio de 2013

La apicultura y un nuevo ecosistema.


La situación actual del campo afecta a la actividad apícola, relacionándolo con lo
comercial propiamente dicho; hay una baja operatoria, actualmente se ha podido comercializar, se puede decir que a un precio aceptable.
Todavía no es importante el volumen de dinero que maneja el sector con las
exportaciones en relación con otras actividades; de todas maneras sabemos que las
retenciones que pagan hoy nuestros productos ya deben ser suficientes como para atender los reclamos que solicitan las zonas que vienen de tres cosechas magras o nulas.

En el contexto de la rentabilidad, conjuntamente con la tecnología aplicada a los cultivos, si nos afecta en forma directa, hoy, la apicultura conjuntamente con otras actividades como es la ganadería principalmente, están siendo avasalladas, sometidas, reducidas y hasta humilladas por las innumerables posibilidades que tiene la agricultura (de todas maneras el productor ganadero esta aprendiendo día a día a producir pasto) y dentro de este marco el cultivo de soja es la soberana de la ocupación de los suelos, originando en distintos factores un desarreglo ambiental, desconcierto tecnológico y social que desorientan a los productores en nuestra actividad.
El factor ambiental es el que más afecta a la apicultura y va desencadenando y derivando en los demás factores. En las zonas donde hay posibilidades para el cultivo de soja no existen posibilidades para la apicultura. El medio ambiente en esas zonas, debido a los paquetes tecnológicos que se aplican; que van desde una agricultura continua acompañada de un plan estratégico de agroquímicos, han destruido el ecosistema, dando como consecuencia un traslado de nuestra actividad a campos con otro tipo de vegetaciones, otros rendimientos y correlativamente otros manejos y costos.
Un insecto como la abeja, que representa el equilibrio entre los seres vivos y el medio ambiente, no tiene capacidad de demostrar su potencial porque esta inestabilidad que representa las más de 17 millones de hectáreas de soja que se realizan en nuestro país han incidido directamente en el desarrollo normal de una colonia (tengamos en cuenta que este insecto es el único y último gran agente polinizador que queda sobre la tierra capaz de mantener las especies naturales y comerciales) sobreviviendo a un cambio que a sufrido el ecosistema en forma abrupta.
Este factor ambiental ha incidido directamente en el aspecto social despreciando el valor moral de la actividad, hoy tenemos un presente y futuro muy difícil para mantener empresas familiares tradicionales de dos o tres generaciones de apicultores que fue la forma en que se inicio y mantuvo la apicultura en nuestro país. Las empresas apícolas hoy quieren disminuir su capital por la incidencia de los costos. Los pequeños apicultores no tienen la posibilidad de traslado de colmenas por lo tanto están condenados a mantenerse con muy bajos rendimientos o dejar la actividad. Se estima que somos más de 10.000 las familias ligadas directa e indirectamente a esta actividad.
En una planificación apícola organizada el recurso humano, dentro del aspecto social, es
otra problemática en la actividad, la especificidad de la mano de obra requerida, con alto nivel intelectual que demanda una apicultura desarrollada racionalmente, es onerosa, una mayor remuneración para mantener este recurso no esta al alcance de los empresarios apícolas, es imposible competir con los empresarios del campo u otras empresas relacionadas.
En lo tecnológico, como nunca la importancia de la crianza y el recambio de abejas
reinas programado, conjuntamente con un manejo concienzudo en la alimentación y en el aspecto sanitario van hacer las herramientas básicas con la que cuenta en forma inmediata el productor para contrarrestar la incidencia del medio, simultáneamente la rápida incorporación de variabilidad genética en las líneas que multiplicamos es otro instrumento a adoptar. El aumento de adaptación de un organismo nos da la mayor posibilidad de sustentabilidad y plasticidad a nuestras colonias, adaptándose al nuevo entorno a través de cambios morfológicos. Hoy no es suficiente contar con líneas de abejas con características comportamentales deseadas, sino también que sean capaces de adecuarse a esta nueva situación del medio ambiente.
El presente y futuro de la apicultura en estas condiciones se presenta como una muy
perseverante tarea, difícil de perdurar; la definición de ecosistema, como un conjunto de
elementos bióticos y abióticos que interaccionan, no puede aplicarse en estas condiciones. La agricultura dejo de ser La Espada de Damocles que esta bajo nuestras cabezas representando una amenaza, para convertirse en uno de los enemigos principales que hoy tiene nuestra noble y pura actividad.

Ing. Agr. Osvaldo E. Atela
Bee Coast, comprometidos con el medio ambiente.

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