martes, 27 de marzo de 2012

Asi nace Bee Coast, pura miel Costera.


Hace unos cuantos años, mientras charlaba con un vecino durante una picada de campo y vino tinto, salio a la luz la visualizacion de un proyecto apicola, algo que ni se cruzaba en mi mente.  De todas maneras atendí las diferentes maneras de trabajar con las abejas y sus beneficios, cosa que me intereso creo que por demás ya que a los pocos días me encontraba con el ABC de la Apicultura en mis manos, lectura que me interiorizo lo suficiente en el tema como para volcar mi pasión en algún momento en esta actividad.
Por cierto la economía no ayudaba como para poder comenzar, sumada a mi falta de experiencia la cual seria fortificada tiempo después.  Aun así nunca deje de lado la idea de proyectarme en esta actividad tan noble y agradable en total contacto con la naturaleza.
Mas tarde conocí a una gran persona con la que hoy compartimos la cría, cosecha y comercialización de la miel en sociedad. Pero para llegar a este momento tuvieron que pasar aproximadamente unos cinco años y con las condiciones dadas ponernos a trabajar juntos.
El convencimiento fue mas que rápido, lo que nos llevo entre noviembre y diciembre del 2011 a la Ciudad de General Belgrano a realizar la primer compra de Núcleos (40), los cuales serian ubicados en colmenas previamente restauradas y acondicionadas para los mismos.
Jamas olvidare ese viaje a General Belgrano, con Don Aparicio en su camioneta bamboleante y con un trafico de temporada que nos llevaba de noche de regreso con millones de abejas en su cabina. Dios nos acompaño esa noche y llegamos a destino exitosamente.
Ya en el campo nos propusimos a bajar los núcleos con lo que el calor del viaje había obligado a las abejas a salir de sus nucleros y a nosotros a tratar de volver a invitarlos a entrar a estos, sino todavía estaríamos esperando a las abejitas.
Con el ahumador nos encargamos de calmar la ansiedad y comenzamos a bajar los núcleos al pie de la tranquera, ahí mi primer sorpresa, que las abejas no vuelan de noche no significa que no caminen.
Dado mi desconocimiento y falta de información en esa cuestión, me comí cuatro picaduras en piernas y brazos que me hicieron poner mas atención y rapidez, también en ir pensando en un equipo.
Ya al otro día se traslado a los núcleos frente a sus colmenas definitivas, para luego pasar los cuadros cuidadosamente dentro de las mismas esta vez mejor equipado en cuanto a la vestimenta gracias al prestamo de otro colega.
Así comienza una nueva Historia en mi Vida, la de Apicultor, junto a una gran persona como lo es mi compañero de Campo Luciano.
Es mi deseo crecer en esta actividad tan interesante, que de a poco me enseña y forma cada día mas y no a cuestas de los pinchazos, sino que considero que las Abejas conforman una verdadera sociedad, y que de a poco las iré conociendo.

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